BOCA DEL SAUCE: Reimundo… Uno de los últimos guardianes de las sierras.

Quizás un día la gente vuelva… o será un camino sin retorno

Centro- Este Gerardo “Tito” Bessone.
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Boca del Sauce es un paraje, mejor dicho una región de las sierras chicas ubicada en el camino que une la localidad de Elena con la Ciudad de General Deheza; a pocos kilómetros de Elena y antes de llegar a Puente Los Molles.

Hace algunos años esa zona era muy poblada; los campos son de pocas hectáreas  en terrenos de sierra. En cada campo vivía una familia, la mayoría de ellas numerosas, muy solidarias entre sí cuando en un campo había que realizar una tarea con animales, estaban allí los vecinos ayudando y la paga siempre era un “Muchas Gracias” o un apretón de manos, a lo sumo una pata de cordero para compartir con los suyos.

Muchas  casas eran de adobe, y techo de paja; el techo debía cambiarse de manera periódica y allí estaban los vecinos y parientes colaborando con la techada. La escuela de Boca del Sauce estaba llena de guardapolvos blancos, los boliches de la zona, como el de “Maita”, “Raimunda”, "El Teobaldo"   o el de “Borolo”  se llenaban los fines de semana, bochas, fútbol, truco y un vaso de vino.

Hoy la “modernidad” , la Tv , la señal de celular, y la búsqueda de nuevos horizontes despobló la zona y quedan pocas casas habitadas.

Pero allí sigue él Reimundo Argüello; “El Tío Mundo” como todos le dicen; con sus jóvenes 82 años, el mayor de 12 hermanos, sigue en la casa que los vio crecer como custodiando las sierras chicas. Cada día “Mundo” se toma unos mates en el viejo patio donde miraba jugar a sus hermanos. Hoy la cuarentena lo dejó solo, pero en épocas normales siempre alguien cruza la tranquera y Raimundo acompañado de sus perros sale al encuentro, hermanos, sobrinos y amigos pasan a compartir unos mates y cuando alguien pasa por el viejo camino toca bocina para saludarlo.

Reimundo es jubilado de las tareas rurales; el trabajo que realizó por más tiempo fue montado en  su caballo , realizaba el armado lotes de ganados en las ya desaparecidas empresas de remates ferias; arriaba vacas, arreglaba alambrados. Todas esas tareas que el tiempo puso en el cajón de los recuerdos.

Dueño de una sabiduría única que le dieron los años y de una bondad que los hizo cosechar “un millón de amigos”; se siente orgulloso de vivir en el lugar aunque sabe que de a poco no va quedando nadie en los campos;  sabe que es una especie de guardián de las sierras, guardián de los recuerdos de sus padres y de las historias que la zona de Boca del Sauce tiene para contarle a otras generaciones. Las leyendas del Tala “El Descaso”, la historia de la Capilla “Tegua” y muchas más se recuerdan gracias a la memoria de los lugareños.

Los perros no son sólo compañía; ellos se encargan de que los pumas no maten las ovejas y son los encargados de alejar de la casa a las temibles yararás que se cobraron muchas víctimas en la zona; además son una especie de timbre infalible que anuncia la llegada de visitas y la mejor alarma para que nadie se acerque con malas intenciones al lugar.

Para llamar por celular a algún hermano o sobrino no es tarea fácil, se sube a la única loma con un poco de señal, desenfunda el único aparato que funciona allí y pregunta por la salud de los demás o pide un remís para viajar hasta Elena para hacer sus compras.

Así como él, quedan unas pocas casas de las sierras habitadas, la modernidad llevó la gente a las localidades y Ciudades… Quizás un día la gente vuelva… o será un camino sin retorno.

Gerardo “Tito” Bessone.

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