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ALCIRA GIGENA: Parador “Punta Tegua” … una parada obligada antes de llegar a las sierras.
por su ubicación suele ser una parada refrescante para aquellos turistas que ingresan por la autovía a las sierras de Córdoba
Quizás la historia es fruto de la imaginación de los protagonistas… Quizás el rancho fantasma no exista … Pero coincide con una historia similar vivida días antes de la Navidad del año 2016 por un cordobés de General Cabrera
Centro- EsteEscribe: Gerardo “Tito” Bessone
Hace algún tiempo relatábamos una historia que tuvo como protagonista a un vecino de la Ciudad de General Cabrera que fue ayudado por unos habitantes de Santiago del Estero que nunca pudo localizar y debido a ello los llamó “Ángeles Santiagueños”; ahora es viral en las redes sociales una historia de la que no se conocen demasiados detalles pero que asombra por sus características.
Ya hay varias versiones de este relato en las redes, por lo que desconocemos el autor de la primera versión; y también desconocemos si es verídica o fruto de la imaginación de algún generador de contenidos en redes .
Según el relato, corría la previa de la Navidad, un 24 de diciembre del 2008 aproximadamente a las cinco de la tarde, cuando un taxista de la Ciudad de Santiago del Estero (Capital) recibe la consulta para realizar un viaje al interior de la Provincia, casi ningún taxista hubiera aceptado por el temor a llegar tarde a la cena familiar de navidad; pero este hombre lo aceptó, porque estaba pagando atrasado las cuotas de su primer autito Fiat UNO cero kilómetro .
La mayor parte de la familia de Juan Carlos Sandoval, el pasajero, había viajado el día anterior en colectivo, y él, por razones laborales podía recién ese día. Sería el único pasajero, pero con equipaje de comida y víveres, que llenaron el interior del Fiat, con baúl incluido.
Era en realidad carne de vaca, de cerdo y algunos pollos, que estaban sin cocinar, distribuidos en varias conservadoras y que les serviría para los cinco días que con la familia pasarían en el campo, en la casa de sus padres.
La localidad se encontraba a 120 km de la capital, y había que ingresar unos 800 metros hasta el rancho en cuestión, era 24 de diciembre y la ruta estaba muy tranquila. Por la radio sonaba el infaltable Koly Arce que siempre suena en la FM santiagueñas en épocas de Navidad.
Habían transitado unos kilómetros y el pasajero le ofreció al taxista compartir una sidra que llevaba sumergida en hielo en la conservadora, pero el chofer no aceptó ya que el viaje de regreso era largo y le iba a producir sueño. De todos modos decidieron parar para que el pasajero fumara un cigarrillo y para realizar las necesidades fisiológicas de ambos.
El taxista se arrepintió de haber parado a los pocos minutos; ya que el auto no quería volver a arrancar; realizó los chequeos habituales, gas había de sobra y por las dudas estaba lleno de nafta, la batería estaba bien ya que las luces encendían a la perfección.
Mientras luchaba para reanimar el taxi; de un rancho ubicado cruzando la ruta apareció un hombre a ofrecer una linterna como ayuda; como el auto no era muy pesado decidieron llevarlo al costado del rancho, y con un sol de noche agotaron las fuerzas y la mente, ya que ahora los autos tienen más de electrónica que de mecánica.
Don Adolfo Bravo, dueño de casa, a modo de consuelo les presentó al resto de su familia, en total unas 18 personas, les ofreció por supuesto quedarse para pasar la Noche Buena con ellos. La mesa navideña tenía mucha unión familiar y pocos recursos, el menú era algo de gallina hervida con papas, las mesas lucían si mantel, no había platos ni cubiertos para todos los comensales, los vasos eran diferentes entre sí, pero la unión familiar era lo más importante.
El pasajero, Juan Carlos, no lo dudó ni un minuto y bajó absolutamente todo lo que llevaba en el auto para que lo utilizaran en la cena de nochebuena, él lo llevaba para su familia pero no lo dudó se lo ofreció a esa gente, carne de vaca, de cerdo, frutas para la ensalada de postre , fernet, sidra, vinos, turrones, garrapiñada y mucho más.
Más que bronca y ansiedad, sentían la desazón de no poder avisar a sus respectivas familias que no llegarían pero que estaban bien y que no tuvieron ningún accidente, pues la señal para los celulares de la época, era nula.
Tras la larga sobre mesa los sorprendió la mañana; la dueña de casa “Doña Negrita” les ofreció unos mates; mientras tanto en medio del patio, inmóvil estaba el taxi, el protagonista de la historia.
El taxista impotente ante la situación que no sabía cómo resolver intentó una vez más girar la llave y el auto arrancó como si nada hubiera pasado; ni siquiera una mínima falla, ante el aplauso del pasajero y los niños de la casa.
Lo más duro fue la despedida, los “invitados” habían pasado una navidad inolvidable, ante los abrazos prometieron volver. Finalmente al mediodía del 25 de diciembre el pasajero llegó a ver a su familia pero sin los víveres que llevaba y en las primeras horas de la tarde el taxista pudo saludar a su familia.
El 6 de enero fue la fecha indicada para regresar; la familia de Juan Carlos Sandobal, el pasajero, y la familia del taxista , juntaron todo tipo de juguetes, donaciones y víveres para llevar de regalo a los Bravo.
Para ubicar el rancho usaron el odómetro del auto, como el taxista siempre lo hacía en los viajes al interior, recordaba que marcaba 68 km al momento de descomponerse; llegaron a ese lugar estaban las huellas del auto donde se descompuso, hasta estaban las colillas de cigarrillo que había fumado el pasajero, pero lo más importante el rancho de la familia Bravo no estaba allí, y según pudieron averiguar en una comisaría cercana, nunca estuvo allí…
Quizás la historia es fruto de la imaginación de los protagonistas… Quizás el rancho fantasma no exista … Pero coincide con una historia similar vivida días antes de la Navidad del año 2016 por un cordobés de General Cabrera… y ¿¿¿ Usted qué piensa de estos hechos????
por su ubicación suele ser una parada refrescante para aquellos turistas que ingresan por la autovía a las sierras de Córdoba
si está leyendo esta nota de noche, ¿¿¿ No siente un ruido extraño detrás suyo en estos momentos???
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Quizás la historia es fruto de la imaginación de los protagonistas… Quizás el rancho fantasma no exista … Pero coincide con una historia similar vivida días antes de la Navidad del año 2016 por un cordobés de General Cabrera