EL ESPINILLAL: Elso Monetti habló de las tareas rurales con la Junta de Historia de Cabrera.

Reproducción textual de la investigación de la Junta Municipal de Historia de General Cabrera, Fotos, Junta de Historia de General Cabrera.

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Elso Monetti (Productor agropecuario)

Reproducción textual de la investigación de la Junta Municipal de Historia de General Cabrera, Fotos, Junta de Historia de General Cabrera.

La publicación de hoy relata una historia muy especial: la de los hombres y mujeres de campo, que aún conservan ese amor por la tierra y sus frutos.

Agradecemos a Silvia Reynoso, integrante de nuestra Junta, por el texto y las hermosas imágenes.

Vaya un reconocimiento especial al Sr. Elso Monetti por compartir sus recuerdos con nosotros. Cambios y permanencias del espacio rural

El Espinillal es una colonia ubicada a la vera de la ruta provincial E90, a   22 kilómetros de la ciudad de General Cabrera y a 25 kilómetros de Alcira Gigena; se puede decir que es “el lugar en el mundo” de Elso Mateo Monetti, testigo de las transformaciones que ha sufrido este espacio al compás de los cambios nacionales y mundiales.

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Elso vivió hasta hace 12 años en el campo y ahora reside en la ciudad de General Cabrera. Cuenta, que todas las tardes viaja al campo y llega aproximadamente en 15 minutos; antes de la construcción de la ruta E90 era muy complicado transitar por el “Tegua”.

El proyecto de pavimentación de la ruta se gestó hace cinco décadas y gracias al tiempo que dedicaron unos 90 productores de la zona, compromiso de las autoridades municipales de General Cabrera, General Deheza y Gigena, como así también del Estado  provincial; que, salvando algunas oposiciones y contratiempos, vieron concretado el proyecto por el año 2007. 

Esta obra facilitó el traslado de las producciones y la comunicación, transformándose en una herramienta de expansión y crecimiento.

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Antes el trayecto era complicado pero lo importante, era llegar a la ciudad,principalmente a las festividades relacionadas a la liturgia cristiana.  Durante el mes de noviembre, recuerda Elso que una vez como a las cinco de la tarde, se oscureció de pronto y una tormenta de granizo muy fuerte hizo que un hombre se refugiara debajo de una lona, que llevaba en el sulki, previendo estos fenómenos meteorológicos, tan característicos de ésta región durante la estación primaveral. Siempre después de misa se reunían en el bar El Moderno, compartían el tradicional vermouth antes de emprender el regreso.

Recuerda que al arar la tierra el surco derecho era lo que demostraba la destreza de quien llevaba el arado; al que cuidadosamente le afilaban las rejas los domingos para tenerlo listo en la mañana del lunes.

Años 50 

En el 50 se cultivaba trigo, maíz, lino y las pasturas para los caballos, la producción se vendía en la Casa Bella y en la Casa Arguelles. Grupos de 10 a 15 personas llegaban del pueblo para trabajar en “las juntadas de maíz”, que se realizaban desde la mañana temprana. También recuerda de esa época las manos agrietadas por el frío y las chalas duras que te cortaban la piel dejando testimonio de tan ardua tarea, que se reconfortaba con un poco de grasa de chancho que se frotaba sobre las manos, al final de la jornada.

El fin de las tareas de cosecha terminaban con un asado, un juego de bochas o de naipes, en el campo,aprovechando “el calorcito” de las tardes de julio, mate de por medio, entre los eucaliptus y paraísos.

La cocina acogedora y el café hacían que la charla fuera amena y emocionante. Rememora las típicas carneadas de cerdos, que se llevaban a cabo durante el mes de julio; se hacía el fiambre casero para todo el año, participaban dos o tres familias, se terminaba en una casa y se iban al campo del vecino a la próxima carneada. Cada uno tenía un rol determinado: el que preparaba el fuego para las ollas donde se calentaba el agua, cocinaban los huesos, los cueros de los cerdos y la grasa de los chicharrones; estaba el que embutía, el que ataba, el que hacía las morcillas. El trabajo se mechaba con el infaltable asado de los costillares de cerdo, los chorizos y morcillas recién hechos. Con un poco de nostalgia y un brillo en su mirada   por el tiempo pasado dice “eso se perdió, se perdió todo”

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Años 60

En el 60 llegó el maní y ahí todo “cambió para bien”, dice, se continuaba haciendo mucho trabajo a mano todavía y con la llegada del tractor y luego de las máquinas, se facilitó el trabajo, pero también, se necesitaba menos gente.

Después vino la soja, algunos pequeños productores alquilaron los campos a las empresas agroindustriales que incorporaron nuevas tecnologías basadas en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) para logar el aumento de la productividad.

Elso comenta al respecto que, ahora, la incorporación de las éstas tecnologías de la producción, la siembra directa y las semillas genéticamente modificadas hicieron el trabajo “un poco más fácil”.

La comuna no fue ajena al lento pero inexorable proceso de despoblamiento que coincide con los procesos de industrialización y urbanización, y posteriormente con procesos de modernización tecnológica en el sector agropecuario.

Elso junto a otras personas del Espinillal son sujetos activos que han incidido y continúan haciéndolo en diversos procesos económicos, culturales y/o políticos de la comunidad en la que han jugado, juegan y jugarán un papel esencial en el desarrollo de la misma. Sus acciones a lo largo de décadas de trabajo tienen significado y portan valores a las poblaciones futuras. Están presentes en el Centro Educativo Jerónimo Luis de Cabrera, La Capilla de la Virgen de Fátima y el Club Social, desafiando al tiempo y proyectando futuro.

Con la promesa de otro encuentro, de otro café y de otras historias…nos despedimos…

Éste relato se realizó gracias al aporte del señor Elso Monetti (82 años) productor agropecuario de la comuna del Espinillal.

Reproducción textual de la investigación de la Junta Municipal de Historia de General Cabrera, Fotos, Junta de Historia de General Cabrera.

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