GENERAL CABRERA: El impactante viaje de “Buyaca” a Tierra Santa.

Pero Ávila no dejó de soñar, muchas veces en la actualidad se despierta llorando; aún hoy sigue soñando soñó muchas veces que llega Jesús a su dormitorio y le pone la mano en la frente y le dice “Te Perdono”

Centro- Este Redacción Enamorate de Córdoba Redacción Enamorate de Córdoba
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Ávila

Nota Publicada en 2017 en la Revista de Papel “Región del Maní” y en 2018 en la Página web “Gente de Cabrera”

Héctor Ávila, más conocido como “Buyaca”  es uno de esos cabrerenses que tiene una historia impactante para contar; y fuimos a escucharla, gentilmente nos recibió en su casa del Barrio Argentino donde atendimos atentamente el relato, el mismo fue interrumpido varias veces por sus lágrimas ya que muchas escenas del viaje a Tierra Santa aún hoy lo emocionan. A medida que va contando el viaje en el brillo de sus ojos puede verse lo que siente al recordar cada momento.

Buyaca siempre tenía un sueño, soñaba que dejaba una gota de sangre en el lugar de Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo y en el mágico mundo de los sueños muchas veces los mismos se convierten en realidad.

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El viaje comenzó mágicamente con una apuesta de Quiniela; tras el sueño de viajar a Jerusalén un lugar donde él no sabía ni dónde quedaba en el mapa.  Un día de muy poco trabajo apostó al 686; con dólar 1 a 1 ganó 4000 dólares y empezó a pagar deudas que tenía en diferentes comercios; con el poco dinero que quedaba tomo la decisión de hacer el pasaporte; cuando fue a pedirle permiso a su empleador, el señor Toya le preguntó si no había desayunado vino. Al día siguiente tomó el ómnibus a Río Cuarto para tramitar el pasaporte; en el viaje la radio encendida en el micro escuchó cuando  Cacho Ferrero dijo  la Quiniela, otra vez comprobó que había ganado nuevamente  dos días consecutivos  y “Buyaca” empezó a gritar entre todos los pasajeros “… Me voy a Jerusalén…” Ante la mirada de todos que no podían creer lo que escuchaban; de esa manera el viaje se hizo realidad ya que en un tour que salía de Río Cuarto sobraba un lugar. “… Lo más alto que había subido en movimiento era un caballo y me iba en avión…” bromea mientras relata.

Un largo viaje primero un avión de Córdoba a Buenos Aires, de allí escala en Madrid diez horas , otro avión a Tel-Aviv seis horas y un ómnibus de dos horas a Jerusalén.

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La primera gran experiencia que la tuvo en el vía Crusis que se hace en las inmediaciones del Santo Sepulcro; el cabrerense se quitó los zapatos y lo hizo descalzo a pesar de que el piso de la zona desértica es todo de piedra suelta. Ávila se emociona e interrumpe su relato al contar que le tocó llevar la Cruz junto a otro peregrino de la tercera a la cuarta estación. La mujer que le tocaba llevarla de la cuarta a la quinta al verlo tan emocionado le cedió su turno y la llevó por segunda vez… “… Caminar por donde pasó Jesús es un experiencia única… Quién tenga la oportunidad de hacerlo que lo haga…” Nos dice convencido.

Mientras hilvana los hilos del relato; pasando por el Bautismo en el Río Jordán, al igual que San Juan lo hizo con Jesús; llega a la parte más emocionante del viaje, en esa parte del relato su voz se transforma; como si reviviera cada instante su llegada a Belén, estando en el punto exacto donde nació Jesús toma un alfiler se pincha un dedo y hace realidad su sueño de toda la vida dejar una gota de sangre en ese lugar. El punto del relato donde comprendemos que nada en esta vida es imposible  cuando perseguimos un sueño.

Pero Ávila no dejó de soñar, muchas veces en la actualidad se despierta llorando; aún hoy sigue soñando soñó muchas veces que llega Jesús a su dormitorio y le pone la mano en la frente y le dice “Te Perdono” y se va. Otro de los sueños actuales sueña con un Ángel, un ser humano alado que lo toma en sus brazos y lo lleva a volar… Sueños, simplemente sueños de alguien que sabe que muchas veces los sueños se convierten en realidad

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