GENERAL CABRERA: Misteriosa aparición de un niño en pleno centro de la Ciudad

Desde hace varios años escribo para diferentes portales de internet notas sobre misterios urbanos, apariciones y todo aquello difícil de explicar desde el punto de vista de lo racional; a pesar de que ya escuché y redacté desde el año 2010 varias de estas historias, nunca dejan de sorprenderme, mientras escuchaba a los protagonistas de este relato  se me ponía la piel de gallina y también me emocioné en cada tramo del mismo.

Como siempre lo hacemos en estos casos vamos a omitir la identidad de los protagonistas para evitarle inconvenientes y para que se sientan más cómodos a la hora de narrar la historia.

Corría el mes de febrero del 2024 una joven pareja de General Cabrera se había dirigido a la zona de la plaza de la Ciudad con la intención de compartir unos mates y llevar a jugar a su niña de corta edad al sector de los juegos infantiles ubicado al costado del palacio Municipal.

Al comienzo del relato la mujer que nos contó la historia en primera persona ya encuentra el primer detalle en cómo se dieron los hechos ya que normalmente no hubiese estado allí en ese horario así nos contó la primera casualidad: “… Habitualmente voy a un gimnasio de General Deheza, ese día antes de ir pasé a visitar a una amiga y en ese lugar sentí una molestia muscular y decidí retornar a Cabrera y cambié los planes por ir a la plaza con mi esposo y mi hija llevando el equipo de mates…” . Ahí se dio la primera casualidad ya que el viaje a la plaza fue en un día y horario que habitualmente no lo hace, es como que tenía que estar allí en ese momento.

En la plaza de juegos infantiles, al lado de la Municipalidad, se encuentran con una amiga y empiezan una amena conversación mientras hamacaba a su hija y el papá les cebaba mates; recuerda un detalle que no se le olvidó por alguna misteriosa razón, le preguntó a su compañero la hora, eran las 21:10, a lo que agregaron algunas bromas sobre quién iba a preparar la cena y cuál iba a ser el menú.

De pronto queda sola junto a su hija en el sector de las hamacas, cuando siente que alguien le toca la espalda; era un niño de corta edad que ella describe de unos tres o cuatro años de edad, el niño le entrega un papel en sus manos y de la misma manera que apareció se fue rápidamente al sector del Boulevard Buenos Aires. La mujer repitió varias veces en el relato la frase “rápidamente desapareció”. Enseguida no lee el papel lo guarda en el bolsillo.

A los pocos minutos le preguntó a su esposo si había visto el nene que la había tocado, lo mismo sucedió con su amiga que estaba cuidando a otra niña en las hamacas nadie  había visto el niño. En primer lugar creyó que sus acompañantes le estaban haciendo una broma, pero cuando la conversación avanzó notó que era verdad sólo ella lo había visto.

La sorpresa mayor fue cuando abrió el pequeño papel, con la caligrafía propia de un niño de corta edad decía “Mujer valiente siempre estoy contigo y vas a salir y vas a brillar porque eres una piedra preciosa, Atentamente Dios”.

La mujer apenas lo leyó empezó a llorar desconsoladamente, sus seres queridos le remarcaron que no debía preocuparse que en definitiva era un mensaje lindo que debía ser optimista. A pesar de ello mil explicaciones se le cruzaron por la cabeza lo que la tuvo preocupada durante varios días.

En los días sucesivos  realizaron muchas averiguaciones para encontrar algún dato sobre el misterioso niño o sobre alguien que hubiera repartido esos mensajes; pero nada hallaron lo que hace la historia más misteriosa aún.

“… Me preocupé pensando que podía ser un aviso de algo malo, o que debía ser fuerte en la crianza de mi  hija pero no lo puedo olvidar…” nos dijo la mujer que nos contó el relato.

Quienes ven este relato desde los ojos de la fe prefieren pensar en la presencia del Niño Jesús o el Ángel  en la Plaza de Cabrera.

Quizás los Ángeles no bajen a la tierra, quizás simplemente fue un niño que caminaba en la noche, pero usted que está leyendo este relato, no sintió un ruido extraño detrás suyo … no se preocupe son las alitas de su Ángel de la guarda.

Gerardo “Tito” Bessone, recopilador de historias.