GENERAL CABRERA: La última aparición del fantasma.

Ese fantasma no existía… pero usted que está leyendo no vió algo extraño en su ventana esta noche.

Centro- Este Redacción Enamorate de CórdobaRedacción Enamorate de Córdoba
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imagen ilustrativa

Corría la década del 40 en la localidad de General Cabrera, por aquellos años  un pequeño pueblo rural de unos pocos habitantes. La iluminación de las calles en las noches era sumamente escasa,  lo que hacía más tenebroso ver cualquier objeto en movimiento en horario nocturno.

En épocas donde no había WattsApp, ni radios de FM locales, ni siquiera teléfonos;  las noticias circulaban en la población mezcla de criollos e inmigrantes de boca en boca, al igual que los chismes crecen en los grupos de las redes sociales en la actualidad, en aquella época las novedades de Cabrera crecían y ganaban en detalles cada vez que alguien lo contaba.

Y la noticia que circulaba de barrio en barrio de Cabrera era que por las noches en un sector del pueblo, hoy Ciudad, aparecía un fantasma y más allá de los detalles de las versiones todos coincidían que se trataba de una especie de alma blanca con un tamaño algo más alto que un ser humano normal. Las familias pasaban noches en vela mirando por los ventanales y efectivamente cada vez más asustados cabrerenses veían el extraño ser en las calles oscuras.

Dos jovencitos de unos 20 años, totalmente incrédulos quisieron desenmascarar el misterio que convulsionaba a todos y se pusieron manos a la obra. José Romagnoli, la gente lo recuerda por su paso en la Policía, pero en esos años trabajaba en las arduas tareas rurales cargando la maleta en la juntada de maíz y apilando bolsas de cosecha tomó su caballo y su talero de gaucho, pasó a buscar a su amigo Lamborizzio un conocido ladrillero que también montó el caballo agarró la fusta y salieron a cazar el fantasma si bien tenían expectativas nunca imaginaban que esa noche iba a ser la última aparición del fantasma en Cabrera.

Ataron los caballos en una esquina que según las versiones solía ser el paso obligado del fantasma; apoyados en la escasa luz y en algunas malezas que había en el lugar y sólo restaba esperar la aparición. Los amigos confesaron que por un rato tuvieron miedo era efectivamente algo blanco y alto lo que venía por la calle a paso cansino como sabiendo que desde adentro la gente los veía y temblaba de miedo… Cuando lo tuvieron cerca tomaron sus látigos desde el cuero para usarlos para pegar del lado del cabo que más duele intercambiaron una mirada y partieron a enfrentar al fantasma.

Cuando el fantasma ve a sus atacantes grita a viva voz “_ Pará Romagnoli no me pegues…”

Fue el fin del fantasma dejó caer la sábana que lo cubría, mejor dicho que los cubría ya que eran dos amigos uno en andas de otro (a cocochito) cubiertos con una vieja sábana almidonada de dos plazas y después de esa noche el fantasma terminó asustado y juró a Romagnoli y a Lamborizzio nunca más asustar a nadie.

Ese fantasma no existía… pero usted que está leyendo no vió algo extraño en su ventana esta noche.

Agradecemos a Elber Romagnoli un cabrerense de más de 70 años radicado en Córdoba, hijo del cazafantasmas cabrerense,  que nos ayudó a armar esta historia.

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