GENERAL CABRERA: La primer pandemia en General Cabrera ... 1927

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Si bien el cementerio de General Cabrera se empezó a forjar en 1922, y las ordenanzas municipales que reglamentaron su uso data de 1925 y la venta de terrenos en dicho lugar avanzaba a paso firme; la cantidad de sepulturas realizadas no era muy importante hasta que tristemente llegó el fatídico año 1927; la más terminal de las epidemias de aquella época llegaba a nuestro pueblo, hoy Ciudad, la peste bubónica.

Durante varios meses de dicho año el fallecimiento de cabrerenses, fundamentalmente niños se daba casi a diario y el pánico se apoderaba de la población; es por ello que muchos sepulcros de la parte más vieja del cementerio y del sector de las cruces de hierro en la tierra datan de dicho año, 1927.

Los historiadores locales han investigado tres hilos conductores sobre la forma en que la enfermedad llegó a Cabrera; la versión más difundida por los habitantes de esa época era que unos trabajadores rurales de nuestra Ciudad habían adquirido la enfermedad realizando unos trabajos en la localidad de Monte Maíz. Uno de esos trabajadores fallece en una vivienda en el Barrio Argentino, los familiares y amigos no tenían dinero para pagar la sepultura y no consiguieron que el Intendente Bakcaus pagara los mismos; mientras juntaban el importe para costear los gastos  lo velaron durante varios días, en el velatorio algunos se descontrolaron y consumieron bebida alcohólica en exceso. Los borrachos del velatorio habrían convidado al finadito y con la misma botella le ponían alcohol en la boca; de esa manera se habría contagiado la enfermedad.

Otra versión de los historiadores dice que el alcohol mata el bacilo que produce la enfermedad y que esa versión muy difundida entre los cabrerenses no tendría asidero científico pero siguen centrando el foco de contagio en dicho velatorio pero la causa la ligan a la presencia de pulgas y piojos en la vivienda que sí son transmisores de la enfermedad.

La tercera versión habla del fallecimiento de un croto o linyera en una tapera en las afueras de la localidad; como estuvo varios días en ese lugar habría sido el foco de infección y contagio de la peste bubónica.

Debido a la enfermedad se le prohibió a los cabrerenses salir de la localidad, mientras cada familia lloraba seguramente un fallecido; hasta a Cosme Martínez lo quisieron sepultar vivo. Dos cabrerenses Nazareno Grosso y Nazareno Pertegarini necesitaban hacer un trámite bancario de Río Tercero, para poder evitar los controles policiales que prohibían la salida de la localidad infectada con peste bubónica huyeron por caminos rurales. Al llegar al banco los empleados tomaban café y no atendían a los clientes; uno de los cabrerenses tuvo la brillante idea de decir que habían viajado desde General Cabrera; las personas que estaban en el banco huyeron despavoridas del lugar y los empleados bancarios a gran velocidad ayudaron  para que terminaran el trámite lo más rápido posible; a toda la Provincia había llegado la noticia de la famosa peste en Cabrera.

A pesar de la peste y el aislamiento en Cabrera seguían las obras , ese año se inauguró el edificio del Banco Nación, aún hoy de los más bellos de la Ciudad y empezó a funcionar en un edificio prestado en Boulevard Buenos Aires y Maipú la Escuela Nacional, hoy Fray Pío Bentivoglio; aunque estaba lista para funcionar a comienzo del año las clases empezaron a fines de abril por la epidemia de la peste.

Un dato que llama la atención es que la Municipalidad que no aportaba dinero a los más pobres de la localidad para la sepultura a pesar de la peste bubónica;  financiaba el total del costo de una revista “La Zona” que no tenía publicidad de comercios privados y sólo se publicitaban eventos municipales; un pequeño detalle el director de la Revista era nada más y nada menos que el propio intendente Martín Bakcaus.

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