COLONIA DOLORES: Almas en pena en la zona de Colonia Dolores.

usted no escuchó un ruido extraño detrás suyo… Y no observó una persona de ropas blancas por su ventana anoche…

Centro- Este Redacción Enamorate de CórdobaRedacción Enamorate de Córdoba
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Imagen meramente ilustrativa

Desde que iniciamos la publicación de los misterios de contratapa en la Revista “Región del Maní”; nuestros lectores nos acercaron abundante material para esta sección; por lo que cada vez se hace más complicado determinar cuál elegir para publicar; la historia de hoy la escogimos por una razón que no es fácil plasmarla en el papel, ya que la misma es sumamente visual. Elegimos la nota por la cara de pánico que aún hoy muchos años después dibujaba en su rostro uno de los protagonistas al relatarla. Como es habitual para preservar la identidad no vamos a publicar el nombre de los que vivieron esa experiencia.

A mediados de la década de los 80; quién nos contó la historia viajaba en la noche  por un camino rural desde General Cabrera a un campo ubicado en la zona rural de Colonia Dolores en una vieja camioneta junto a su ex esposa y su padre. El hombre mayor conducía, la mujer iba sentada el medio de ambos y nuestro interlocutor cómodamente  al lado de la puerta de acompañante con el vidrio lateral totalmente bajo.

La velocidad de marcha de la camioneta era muy lenta ya que nuestro lector había vendido un caballo “manso de andar” y lo llevaban con sus riendas sostenidas desde la ventanilla baja del vehículo. Por razones laborales habían emprendido su viaje tarde y ya era de noche fría y sin luna, la oscuridad era tal que sólo se veían las luces de Cabrera y Deheza a la distancia y la escasa iluminación de los faros delanteros de la Ford.

Mientras transitaban por un camino rural , hoy abandonado, por detrás de donde en la actualidad funciona un criadero de cerdos de la familia Actis, nunca olvidarán lo que los tres ocupantes del vehículo vieron.

Al girar en una curva cerrada a la derecha los faroles de la vieja pickup alumbran a una extraña persona; sus vestiduras eran terriblemente blancas, tan blancas como la nieve recién caída tras una tormenta; como estaba parado, o parada, de perfil no vieron su rostro aunque la ropa parecía ser masculina. Al ser alumbrado por la camioneta el extraño ser camina hacia la banquina, mientras  el conductor realiza una pequeña maniobra evasiva para no atropellarlo, lentamente trepa el montículo pequeño de tierra que separa la calle del alambrado y se pierde en el campo en la oscuridad de la noche.

Mientras el acompañante de ese vehículo nos cuenta la historia, aún hoy sus ojos denotan terror, su voz se hace cortante a medida que relata la parte más impactante.

La escena de la curva con la camioneta se realiza a marcha muy lenta ya que el desplazamiento era a muy baja velocidad para no lastimar al caballo. “… Lo más extraño era el reflejo de la luz en la criatura… No hacía sombra, era como que la luz se reflejaba en el cuerpo…” nos cuenta aterrado; esa característica hace la historia más misteriosa.

Uno de los protagonistas de la historia de profunda fe religiosa asiste a un templo Evangélico de la Ciudad, allí el Pastor le ayudó a olvidar la extraña visión. Otro de los ocupantes de la camioneta habló del tema con un Sacerdote Católico. Más allá de las creencias religiosas oyeron hablar  de almas que aún no llegan al cielo y muchas veces siguen cerca de sus seres queridos en la tierra, nunca le hacen daño a nadie sólo, como una picardía de la noche, se dejan ver.

Dos de los que vivieron esa experiencia extraña , con la Revista “Región del Maní” en sus manos recordaron de inmediato dicha historia al leer los Misterios de Contratapa.

Tal vez en su barrio, o en medio del campo donde usted está leyendo no haya ninguna alma en pena transitando los caminos de la noche… Pero usted no escuchó un ruido extraño detrás suyo… Y no observó una persona de ropas blancas por su ventana anoche…

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