ALMAFUERTE: El Tesoro de la Ciudad de Buenos Aires no estaría en Capilla Tegua… Estaría en Almafuerte.
Tal vez todo sea sólo una habladuría… Pero no te dieron ganas de buscar una pala e ir a cavar un poco en las costas del río de Almafuerte… De paso te comés un rico asado.
Calamuchita- ParavachascaRedacción Enamorate de CórdobaHace unos meses publicábamos en el portal “Región del Maní” la historia de que un mito urbano, mejor dicho mito rural, dice que el Marqués de Sobremonte cuando huyó de Buenos Aires tras las invasiones inglesas habría enterrado en el patio de la Capilla Tegua el Tesoro de la Ciudad.
En los diversos mensajes que nos dejaron en las redes sociales nuestros lectores tras esa publicación, uno que nos llamó la atención dice que el tesoro no está en la Capilla Tegua porque en realidad fue enterrado cerca de la localidad de Almafuerte, en las inmediaciones del balneario sobre el río Ctalamochita.
Con la ayuda de nuestro amigo Juan José Google empezamos a buscar datos sobre el famoso tesoro de Almafuerte y encontramos datos; bueno en realidad encontramos más mitos urbanos.
Hasta un historiador se ocupó del tema; el historiador almafuertense, Fabián Tarquini, que escribió un libro sobre precisamente estas leyendas de la zona, recuerda que hasta mediados de los setenta se hablaba de esa luz y del hipotético tesoro oculto en el sitio. "Era chico, pero recuerdo perfectamente cuando nuestros mayores hablaban de la luz y del tesoro. Hasta se preparaban excursiones hacia el lugar, siempre con los consejos de algún sacerdote, por lo que se decía podía ser alguna alma en pena. Era llegar y no solo ponerse a cavar, sino que ello llevaba todo lo previo", "Aquella luz, según contaban, se observaba en la costa norte del río", indica. Ese paso para sortear el curso de agua, no era sencillo cuando venía crecido, pero con la bajante se podía cruzar en caballo", indica quien investigó y escribió diferentes libros.
El Periodista Fabián Menichetti en su portal Tercer Río escribió: “…A la altura del Balneario Municipal de Almafuerte, por donde pasa el río Ctalamochita (Tercero), hace décadas se construyó una leyenda en torno a una luz que se observaba en la costa norte del curso de agua: se decía que la misma se desprendía de un tesoro que había sido enterrado allí tras la huida del Marqués de Sobremonte hacia Córdoba, luego de las primeras Invasiones Inglesas en Buenos Aires. De allí surgió la leyenda almafuertense. No fueron pocos, quienes palas en mano, cavaron para encontrar las riquezas ocultas que, supuestamente, se encontraban en el sector. Se indicaba que el representante del Reino de España cuando se produjeron las primeras invasiones inglesas en 1806, en su huida hacia Córdoba, habría pasado por ese lugar de la zona. Ello nunca fue confirmado…”
Justino Carranza, uno de los antiguos habitantes de la región, en 1960 escribió un poema donde habla de la luz mala y el posible tesoro escondido "Uno era muy chico y escuchar a nuestros mayores hablando de esa luz y del supuesto tesoro, era realmente apasionante, llamativo", rememora. "Es de hace años, pero si se puede decir que fueron al lugar a buscarlo; que lo encontraran es otra cosa", dice
En esta página web “Región del Maní”; tratamos de contar la historia de los parajes de nuestra zona con las narraciones que de boca en boca nos relatan nuestros abuelos. El género literario que usamos para contarlas es el mito urbano ¿¿¿ Qué es un mito urbano???, algo así como un hecho o suceso que mucha gente asegura como real, pero que no hay testigos que lo narren ni documentos históricos que lo respalden.
Hecha la aclaración vamos a la apasionante historia de hoy; corría el año 1806, Buenos Aires aún no era la Ciudad pujante de la actualidad y nos gobernaba el Rey de España, si aún no éramos argentinos éramos una simple sucursal de España y su representante por estos lares era un tal Rafael de Sobremonte, éste que ocupaba el cargo de Virrey no lo elegían los porteños con su voto, lo elegía el famoso Rey . Como el reino estaba un poquito débil a los ingleses se les ocurrió quitarle las tierras americanas a los españoles y partieron en barcos para Buenos Aires con ese objetivo. Junio de 1806, día 24, una noticia sacude los oídos del Virrey Sobremonte que estaba en la fiesta de cumpleaños de su hija . La flota inglesa asoma en el horizonte del Río de la Plata y enfila hacia la llamada Ensenada de Barragán, a unos 60km del epicentro urbano. Fue una epopeya del puñado de habitantes de Buenos Aires defender la Ciudad pero nos ocuparemos de otra parte de la historia.
Se supone que el virrey debía proteger la Ciudad, ponerse al frente del ejército y defender al Rey de España, pero este personaje Sobremonte tenía menos cojones que una libélula y huyó “como gato por el tirante”. El Virrey se armó de unos carros, unos caballos, unos guerreros que lo protegieron y enfiló con destino a la Ciudad de Córdoba. Se fugó por las puertas de atrás de la ciudad con nueve mil onzas de oro tambaleándose arriba de un carretón, y con un millón de pesos fuertes en barras de plata de propiedad de la Corona española, todas acomodadas aparte en siete carretas furtivas custodiadas por un cordón de tropas de artillería
Pero como Argentina fue siempre recordada tristemente por los gobernantes corruptos; el señor Virrey Sobremonte no se fue sólo, se llevó consigo el tesoro real de la Ciudad de Buenos Aires; si leíste bien , era algo así como la fortuna del Banco Central si la comparamos con la actualidad; el respaldo económico del Rey para gobernar.
El tesoro nunca más volvió a ser parte del capital de los porteños; la historia dice que los ingleses finalmente se lo robaron; ya que Sobremonte escondió el tesoro en los sótanos de la Iglesia de Luján, pero hasta allí se allegaron los ingleses y bayonetas en mano, reclamaron el botín. Lo volvieron a subir a los carretones, lo llevaron nuevamente a Buenos Aires, lo embarcaron en una de sus naves hacia Londres, lo depositaron en el Banco de Londres y luego, vueltos y vencidos a Inglaterra, se lo repartieron, como mandaba entonces la historia de Gran Bretaña. El botín fue al fin para la corona, pero no para la española, ni para los bolsillos del virrey, sino para la corona inglesa.
Pero otra parte de la historia dice que los ingleses no se llevaron nada en sus barcos y que Sobremonte aprovechó esa mentira para quedarse con todo el oro y la plata del rey; si escondía todo ese metal en Córdoba donde se había instalado lo iban a encontrar; entonces la escondió en el camino.
Agárrate fuerte a la silla, o al celu si estás leyendo la nota en la pantalla chica que se viene un dato perturbador, decían nuestros abuelos de las sierras chicas de la zona de Elena que el marqués habría enterrado o escondido el tesoro en una pequeña capilla que estaba en el camino de las Postas, la Capilla que los lugareños llamaban del “Tegua”; pero otras versiones dicen que el tesoro se encuentra en la zona del Balneario de Almafuerte.
Tal vez todo sea sólo una habladuría… Pero no te dieron ganas de buscar una pala e ir a cavar un poco en las costas del río de Almafuerte… De paso te comés un rico asado.
VILLA DEL DIQUE: Avistaje de aves en Villa del Dique
un espectáculo de colores y sonidos que vale la pena admirar
Fue erigida gracias a la persistente gestión de todo un personaje de la zona: Don Francisco Ricciardelli.
Sus fundadores decidieron llamarla “Villa del Dique” por lindar precisamente con el Dique Embalse de Río Tercero, que fue inaugurado en el año 1934
VILLA DEL DIQUE: Antigua Capilla San Casimiro
el predio funciona como residencia temporal de religiosos, misioneros y grupos juveniles.
VILLA DEL DIQUE:Vuelos en ´parapente en las sierras de Córdoba
Cada año se suman más y más parapentes que le dan color y también mucha adrenalina al cielo de Villa del Dique.
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Cada año se suman más y más parapentes que le dan color y también mucha adrenalina al cielo de Villa del Dique.
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el predio funciona como residencia temporal de religiosos, misioneros y grupos juveniles.
Sus fundadores decidieron llamarla “Villa del Dique” por lindar precisamente con el Dique Embalse de Río Tercero, que fue inaugurado en el año 1934
Fue erigida gracias a la persistente gestión de todo un personaje de la zona: Don Francisco Ricciardelli.
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un espectáculo de colores y sonidos que vale la pena admirar