
ALTA GRACIA: Iglesia Jesuítica… Patrimonio de la Humanidad.
Actualmente, además de ser un recurso turístico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la iglesia funciona como parroquia de la localidad.
Desde que Monseñor Bergoglio, sacerdote Jesuita; llegó a ser el Papa Francisco; el interés de la obra de esta orden sacerdotal fue en incremento día a día
Calamuchita- ParavachascaDesde que Monseñor Bergoglio, sacerdote Jesuita; llegó a ser el Papa Francisco; el interés de la obra de esta orden sacerdotal fue en incremento día a día; la ciudad de Alta Gracia nació gracias a la obra de los Jesuitas; para quienes deseen conocer su historia el lugar ideal es el Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers; en el lugar crearon la estancia en el siglo XVII y trabajaron allí hasta su expulsión de América. El museo En el año 2000 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
La cantidad de objetos del museo que representan a la etapa jesuítica es limitada; pero la visita al mismo resulta interesante ya que consta de 17 salas que hablan de todas las etapas de la vida cotidiana de los Cordobeses; la forma de trabajo de las Estancias Jesuiticas forman parte de una de las temáticas.
La estancia fue donada a la orden de los Jesuitas por Alonso Nieto de Herrera que una vez viudo ingreso a la Compañía de Jesús y donó la estancia; las tierras pertenecían a su esposa fallecida Doña Estefanía de Castañeda que era hija de Juan Nieto, uno de los co fundadores de Córdoba
Al tener mucha infraestructura en la Ciudad de Córdoba; alrededor del colegio Máximo, hoy la Universidad de Córdoba, los Jesuitas necesitaban un establecimiento agrícola ganadero que los abasteciera; esa función la cumplía la Estancia de Alta Gracia, siendo el centro más próspero de toda la orden. Desde Alta Gracia se vendían mulas a Potosí en Bolivia.
Muchas localidades de la sierras de Córdoba tienen su inicio como puestos de la gigantesca Estancia Jesuítica de Alta Gracia; San Ignacio, Santiago, San Antonio, Potrero, Achala, San Miguel, Potrerillo y el Puestito de Guzmán.2
La estancia estaba compuesta por la residencia de los jesuitas, actual museo; la iglesia; el obraje, donde se realizaban las actividades industriales; la ranchería, vivienda de los negros esclavos; el tajamar, un dique de 80 m de largo, que permitía el funcionamiento de dos molinos harineros; un batán (máquina impulsada por agua que servía para golpear, desengrasar los cueros y dar consistencia a los paños) y el riego de huertas y quintas; y hornos para quemar cal y cocinar tejas y ladrillos. En el obraje funcionó una carpintería, despensas y oficinas, y se desarrolló actividad textil. En los telares se confeccionaban telas rústicas para los habitantes de la estancia. Tres padres tenían a su cargo la administración, evangelización y enseñanza de los oficios. Aproximadamente unos 300 esclavos negros se ocupaban de las tareas principales desarrolladas en la herrería, el obraje, los molinos, las huertas y los puestos de las sierras. Los aborígenes, conchabados, recibían su pago en especias.
Tras la expulsión de los Jesuitas en 1767 la Estancia pasa a manos del Estado Nacional y más tarde es vendida a la aristocrática familia Rodríguez que nunca supo mantener la actividad económica del establecimiento.
La Iglesia principal, hoy en perfecto estado de conservación; fue diseñada por un arquitecto Jesuita llamado Andrés Blanqui en estilo barroco italiano tardío
Actualmente, además de ser un recurso turístico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la iglesia funciona como parroquia de la localidad.
El Tajamar de Alta Gracia es parte de la historia misma de los Jesuitas en la Ciudad
En 1938 cuando la Ciudad de Alta Gracia celebraba sus 350 años se construye el reloj
El Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers, data de 1643
Desde que Monseñor Bergoglio, sacerdote Jesuita; llegó a ser el Papa Francisco; el interés de la obra de esta orden sacerdotal fue en incremento día a día
Muchos almacenes de ramos generales subsisten en la localidad de Amboy
Hoy, las casas que habitaron Lino E. Spilimbergo y Guido Buffo, convertidas en museos y con exhibiciones de artistas locales, pueden visitarse durante los fines de semana y feriados.
Fue realizada por el italiano Guido Buffo en la década de 1940 luego de perder a su esposa Leonor y su hija Eleonora
Actualmente, además de ser un recurso turístico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la iglesia funciona como parroquia de la localidad.
En el mismo lugar, junto a la capilla Buffo, se encuentra la casa y museo de Guido Buffo.
Comprende 5.000 hectáreas de superficie, que incluyen las nacientes de los arroyos Cabana y Las Ensenadas
vista única a las sierras de Córdoba desde el Mirador ubicado en la parte alta de la capilla