SAN VICENTE (Villa Dolores): Pueblo antiguo y rural que sorprende a los turistas

se llega completamente por asfalto

Traslasierra Redacción Enamorate de Córdoba Redacción Enamorate de Córdoba
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Foto: Gobierno de Córdoba

La comuna de San Vicente, con una iglesia construida por el mítico cura José Gabriel Brochero, es una de las más antiguas y retiradas del lejano oeste cordobés. Concretamente, es el último pueblo al que se puede llegar por asfalto antes de salir de la Provincia de Córdoba.

Ubicado entre monte y cultivos de papa, a unos 50 kilómetros de “la triple frontera” que comparten Córdoba, San Luis y La Rioja, en una llanura que se extiende hasta donde alcanza la vista.

Tiene tres mil habitantes repartidos entre el poblado y 14 parajes que viven del cultivo extensivo de papa o de la ganadería a baja escala. Desde hace pocos años, la ruta E91, que llega hasta el lugar pasando por San José y Los Cerrillos, está pavimentada. Ese avance marcó un hito en la historia del pueblo, que hoy está recibiendo turistas, circunstancia impensada hace sólo una década.

La comuna de San Vicente se ubica a 230 kilómetros de Córdoba capital, a 30 de Villa Dolores y a 75 kilómetros de Mina Clavero. La estación de GNC más cercana está a 30 kilómetros y la de combustibles líquidos, a 10 (en San José) y se llega completamente por asfalto. La pavimentación de la ruta E 91 fue clave para mejorar la conectividad de la comuna con Villa Dolores y el resto de la provincia, esto facilita que lleguen visitantes de San Luis, La Rioja y de turistas que se alojan en Mina Clavero y Nono, que buscan un chapuzón refrescante y la calma en medio de la llanura ardiente.

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El origen de esta localidad está entrelazado a la obra del Cura Brochero, quien en 1872 levantó una capilla que hasta el día de hoy domina el centro de este pueblo de calles de tierras y pocas manzanas, donde viven unos 1.800 habitantes en el casco urbano .

José Gabriel Brochero llegó en 1870, luego de ser designado párroco del curato de San Alberto. En busca de recursos materiales para levantar el templo, recorrió todo el departamento y poblados limítrofes. Al cabo de varios días, volvió trayendo vacas, caballos, mulos, ovejas y dinero. Y puso manos a la obra.

El cura ofició de director de obra y albañil. Fue así que, mientras arrastraba unos tirantes de madera, cayó de una mula y se quebró una pierna. No dedicó mucho tiempo a guardar reposo y a los pocos días reapareció sostenido con muletas, dispuesto a continuar las tareas.

Al cabo de dos años, la parroquia abrió sus puertas. Fue bautizada con el nombre de San Vicente Ferrer, en referencia al patrono de la lluvia. Es que desde el origen de los tiempos, el agua no abunda en esta región, aunque las tres piletas de natación que dan alivio en verano parecieran afirmar lo contrario.

La fachada de la iglesia, construida bastantes años después, muestra influencias arquitectónicas del historicismo y el Art Decó, combinadas con decoraciones moriscas, ojivas en la portada, arcos en herradura en la ventana coral, entre otras características.

 

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