LA CUMBRE: El Castillo de Mandl

En 1930, un médico de nombre Bartolomé Vasallo construyó en La Cumbre un fastuoso castillo

Punilla Redacción Enamorate de Córdoba Redacción Enamorate de Córdoba
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En 1930, un médico de nombre Bartolomé Vasallo construyó en La Cumbre un fastuoso castillo que pronto se convirtió en un símbolo arquitectónico en todo Punilla.

Vasallo daba señales de su presencia en la morada, izando una bandera azul y acostumbraba con su esposa a pasear a caballo por las calles de La Cumbre. Donó su castillo a la Municipalidad pero, en 1942, el oneroso costo de mantenimiento hizo que el municipio lo llevara a remate público. Si hasta entonces su particular fisonomía lo había convertido en una atracción turística, su nuevo dueño, Fritz Mandl, le sumaba los rasgos de su personalidad poco común para transformarlo en centro de permanentes comentarios. Mandl decidió reformar completamente su fachada y comenzó la obra que demandaría casi dos años. Con planos traídos de Francia, que incluían un toilette en medio de las caballerizas, el castillo quedó irreconocible y se sumaba al misterio que rodeaba al multimillonario europeo. Mandl había heredado las poderosas acerías de su padre pero al ser Austria anexada al imperio del régimen alemán de Hitler, las empresas fueron expropiadas. Mandl desembarcó en la Argentina en 1938 y pronto sumó a sus varias estancias y propiedades, la empresa que fabricaba bicicletas y luego derivó a la industria de las armas. Mandl mantuvo amistad con el Gral. Perón y la mayoría de las personalidades de entonces. A sus estadías en La Cumbre, llegaba acompañado de su segunda mujer Herta de Mandl, asistentes y un cocinero personal. Hasta 1950 estuvo alojado allí el príncipe de Staremberg y su padre, el heredero de la corona de Austria. Terminada la Segunda Guerra Mundial, Mandl dejó de venir a La Cumbre.

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