CHARACATO: Una Capilla Cordobesa que pasó muchos años clausurada y olvidada

Cuando todo parecía que marchaba sobre rieles, se desencadenó la tragedia

PunillaRedacción Enamorate de CórdobaRedacción Enamorate de Córdoba
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El mito popular dice que la Capilla de Characato estuvo clausurada, incluso hasta olvidada por la Iglesia Católica, más allá de su historia, la verdad es que durante muchos años sus campanas no sonaron para llamar a misa y las personas supersticiosas ni se persignaban al pasar por el camino.

La capilla está ubicada a unos pocos kilómetros del casco urbano de Characato, una localidad cordobesa que mutó de ser un pueblo minero a un paraje de casas de descanso y fines de semana, mezcladas con varios emprendimientos turísticos.

Cuando el rey de España expulsó a los  Jesuitas de estas tierras la junta de temporalidades administró, o mejor dicho vendió, parte de los bienes de la congregación.

La estancia La Candelaria se vendió en varias parcelas, así surge la estancia Characato; allí en el casco de la estancia se instaló una posta, donde en la actualidad está la localidad.

A fines del siglo XIX, los propietarios eran Toribio Peralta y su esposa Remigia Guzmán, siendo ellos los que mandaron construir la Capilla de Characato. El ingreso está determinado por una puerta de dos hojas de abrir de simple factura. Sobre la misma, un 1895, modelado en el muro, indica la fecha de construcción. Esta Capilla fue consagrada a Nuestra Señora del Rosario del Milagro, una advocación muy difundida en la Provincia de Córdoba.

La historia de la capilla transitaba por los carriles normales, cada dos semanas rezaba Misa un Sacerdote y al sonar de las campanas los vecinos llegaban al lugar hasta que una historia de amor, tragedia y misterio cerró sus puertas por muchos años.

Parecer ser que, dentro de las primeras tres décadas de su existencia, la vida transcurría con la normalidad propia de aquellos tiempos, hasta que ocurrió lo inesperado. La capilla cumplía su función y cada quince días un cura venía desde La Falda o Dean Funes.

Es que, en los primeros años del siglo XX, dos hermanos provenientes de Dean Funes, habían recalado en el lugar en busca de trabajo. Los dueños de la estancia de Characato los tomaron y de ese modo los hermanos Amenabar, Joaquín e Ignacio, terminaron su peregrinar en busca de una ocupación que les permitiera vivir. Poco a poco fueron ganando la confianza de los propietarios y fueron realizando los trabajos de mayor responsabilidad.

Ignacio trajo a su mujer y sus tres hijos desde Dean Funes. Joaquín terminó casándose con Remigia Peralta Guzmán, hija de los dueños, y con el correr del tiempo y la muerte del fundador ocurrida unos años después, se transformó en el dueño del campo.

Cuando todo parecía que marchaba sobre rieles, se desencadenó la tragedia. No hay registros veraces, pero en el pueblo aseguran que primero se suicidó Joaquín, el esposo de Remigia dentro de la capilla y que unas semanas después lo hizo Ignacio, el menor. El mito urbano habla de un problema de polleras entre ellos, aunque nunca se supo cuál de las dos mujeres fue la infiel o si hubo una tercera dama en la novela.

En el mismo lugar donde se quitaron la vida habrían sido sepultados; y a partir de allí las puertas de la Capilla se cerraron por muchos años, hasta los vecinos tenían miedo de acercarse al lugar en el mismo sitio de las muertes fueron sepultados los hermanos bajo lápidas de mármol; pero las tumbas habrían sido profanadas ya que no están más en el lugar.

La blanca Capilla de Characato  casi ochenta años, entornó sus puertas y así permaneció , alejada de Dios, desde aquellas muertes inexplicables.

Pero como tiene historias de misterio y de odio, la Capilla de Characato también tiene historias de Fe Católica; se cuenta que corría el año 1994 y una familia de Buenos Aires en su primer viaje a las sierras de Córdoba, pasó por la Capilla, en momentos en que estaba muy deteriorada. Entraron, limpiaron un poco y los niños colocaron algunas flores que recogieron en las inmediaciones.

Ya en la Capital, la señora, que es muy devota, solicitó en su parroquia que le cedieran una imagen de la  Inmaculada Concepción, relatando el destino que le sería dado: la capilla de Characato. Al pasar al lado de la imagen, guiñándole  un ojo le dijo: "Si quieres ir, yo te llevaré". A la semana, le informaban que había sido concedido su pedido. Al poco tiempo, la familia realiza un viaje para depositar la imagen en su nueva residencia. Cuando llegaron a la capilla, casi con sensación de milagro, la vieron majestuosamente blanca, recién restaurada.

Había sucedido que , nuevos dueños se hicieron  cargo de la estancia de Characato. Antes de poner en marcha la producción del establecimiento, comenzaron por restaurar la capilla, que,  muy derruida,  había servido de establo, criadero de murciélagos y receptáculo de cuanta basura se les ocurría tirar a los ocasionales turistas, durante varios años.

La Virgen del Rosario original de la capilla y la campana estaban en la casa de antiguos propietarios de la estancia en Casquín y una de las mujeres dijo que las envío nuevamente a Characato ya que    “Todas las noches sueño que la virgen me pide volver a la Capilla“.

Al poco tiempo de la restauración se mantenía cerrada para evitar actos de vandalismo de curiosos visitantes ; el reclamo por la Capilla golpeó las puertas del Obispado de Cruz del Eje, hasta que en 2013 la insistencia terminó dando frutos y las campanas, después de 80 años volvieron a sonar en Characato. El diario La Voz del Interior en su edición del 10 de mayo de 2013 anunciaba lo siguiente:

"La histórica Capilla de Pampa de Olaen será reabierta mañana [11 de mayo de 2013]. La propia Iglesia la condenó al cierre por una misteriosa tragedia. Un día, hace 80 años las campanas dejaron de sonar. La capilla cerraba sus puertas y adentro, en la oscuridad, guardaba una historia de leyendas y tragedias. Se  reabre al público y en la Pampa de Olaen el sonido de las campanas invitará a la fiesta…”

Se dice que durante ocho décadas pesó sobre ella una pena canónica; hubo Misa en aquel 2013 y todo fue una fiesta, poco tiempo después los propietarios del complejo de cabañas “Characato”, dos docentes llegados al pueblo,  se casaron en el lugar que eligieron vivir para siempre .

Un equipo de CodigoCba visitó la capilla en marzo del 2021, una de las puertas laterales estaba abierta y pudo ingresar,  hay muchas imágenes católicas en el interior aunque la Virgen original estaría en una casa vecina; está bastante bien conservada aunque en alguna parte de sus techos filtra agua y los murciélagos la volvieron a elegir; en una pieza contigua están la lápidas de Toribio y Remigia Peralta.

Un lugar que merece ser visitado… Si usted siente un ruido extraño tal vez serán los fantasmas del pasado que vuelven a la Capilla

 

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